¿Aumenta la inmunidad al coronavirus la vacuna de la gripe?

Los científicos han observado que la vacuna de la gripe puede conferir cierta protección contra la Covid-19, según estudios epidemiológicos realizados en diversas partes del mundo.

La gripe, prácticamente desaparecida

Cuando comienza el otoño, llega el momento de vacunarse de la gripe. Todos los años recordamos que se deben vacunar sobre todo personas mayores, embarazadas y personas con enfermedades crónicas como enfermedades respiratorias (incluida el asma), cardiovasculares (incluida la hipertensión arterial), metabólicas (como la diabetes), renales, reumáticas, obesidad, enfermedades de la sangre, cáncer, enfermedad celíaca, inmunodeficiencias congénitas o adquiridas, los que han recibido un implante coclear o están en espera de ello, los niños con síndrome de Down o los que han sido prematuros.

Este año, antes del comienzo de la temporada de gripe, previendo que la gripe podría complicar aún más la situación de los sistemas de salud ya comprometidos con la pandemia del coronavirus, se insistió mucho en que la población de riesgo se vacunara contra la gripe y en parte se consiguió. Se alcanzaron cifras récord en vacunación antigripal.

Y los datos epidemiológicos demuestran que la gripe prácticamente desapareció este invierno. Las medidas de protección contra el coronavirus como el uso de mascarilla, el lavado de manos y el distanciamiento social, unido a las altas tasas de vacunación, han hecho que la gripe haya pasado completamente desapercibida prácticamente en todo el mundo esta temporada. 

La vacuna antigripal puede conferir cierta protección contra la Covid-19

Pero es que además se ha visto un efecto relacionado con la vacuna de la gripe que ha llamado la atención de los científicos y que puede resultar muy interesante. Se ha observado que la vacuna antigripal puede conferir cierta protección contra la Covid-19.

Un análisis de cerca de 92.000 pacientes con Covid-19 en Brasil encontró una reducción del 17% en la mortalidad, un 8% menos de ingresos en UCI y un 18 % menos de requerimientos de ventilación mecánica en aquellas personas que habían recibido la vacuna de la gripe.

Estudios epidemiológicos realizados en Italia y en Estados Unidos encuentran resultados similares. En EEUU, en el estado de Michigan, unos investigadores estudian 4,5 millones de pacientes, registrando todos los casos de PCR positiva a Covid-19 y todos los pacientes vacunados contra la gripe. Y descubren que aquellos pacientes que habían sido vacunados contra la gripe tenían menor riesgo de tener una PCR positiva.

Los resultados de este estudio indican que la vacunación contra la gripe podría disminuir el riesgo de Covid-19 y que las personas vacunadas contra la gripe que contraigan la Covid-19 tendrían una mejor evolución clínica. Estos resultados son muy interesantes teniendo cuenta que la infección por coronavirus es más grave en pacientes de mayor edad y con patologías preexistentes como las que se corresponde con los grupos de riesgo para vacuna de gripe. 

¿Se podría decir, ahora que las vacunas contra la Covid-19 son aún de difícil acceso por su escasez, que se podría empezar por vacunar a la población contra la gripe para proteger también de la Covid-19? 

Desde luego parece una posibilidad interesante, pero hay que tener en cuenta que se trata de un estudio observacional donde solamente se observan hechos que pueden tener una simple relación casual y que los resultados pueden estar alterados por otras circunstancias. 

En primer lugar, es posible que los grupos que habitualmente se vacunan contra la gripe también sean los que más se cuidan contra el coronavirus mediante las medidas ya conocidas de mantener la distancia entre personas, usar mascarilla o lavarse las manos con frecuencia y por eso no se contagian. Pero los investigadores apuntan también a otras posibles causas de este efecto complementario de la vacuna de la gripe para disminuir también el riesgo de infección por Covid-19. 

Indican que este efecto podría ser debido a que la vacuna de la gripe actuaría activando una inmunidad no específica que se produce en respuesta a un proceso inflamatorio como el que desencadena la vacuna. Esto ya se ha visto con otras vacunas como la de la tuberculosis o la triple vírica.

En estudios observacionales se ha visto que las personas vacunadas contra la tuberculosis habían pasado menos infecciones por SARS COV 2. Esto podría ser debido a un efecto modulador de la inmunidad celular que produce la vacuna de la tuberculosis, que ya se conocía de antes ya que esta vacuna confiere también cierta protección contra otras infecciones bacterianas y víricas. Esta vacuna no se aplica en España desde los años 80, pero ya hay en marcha estudios de intervención para ver si sería útil vacunar contra la tuberculosis mientras se espera que todo el mundo pueda acceder a la vacuna contra la COVID-19. 

Lo mismo se ha visto con la vacuna triple vírica que protege contra sarampión, rubeola y parotiditis. Cuantos más altos los niveles de anticuerpos contra estos virus, menos gravedad de la infección por SARS COV 2. Esta vacuna se administra a los niños en dos dosis: una al año, la segunda entre los tres y los seis años de edad; lo que apoyaría la teoría de algunos expertos de que esta vacuna sería también una de las causas por las que los niños se infectan menos por el SARS COV 2.

A la espera de resultados más sólidos, y mientras se consiguen vacunas contra la COVID-19 suficientes para toda la población, estar al día con las vacunas actualmente disponibles y vacunarse contra la gripe cuando corresponda son medidas sencillas y eficaces para mantenernos sanos. 

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