Elena Mesonero, psicóloga: «Mi recomendación es que padres y madres se interesen por los videojuegos de moda, que busquen referencias, edad recomendada y toda la información necesaria antes de decir que sí»

El 29 de agosto se celebra el Día Mundial del Videojuego. ¿Son positivos o negativos para los niños y adolescentes? ¿Qué pautas debemos seguir para evitar que los niños y niñas se enganchen a los videojuegos? Hablamos sobre ellos con la psicóloga y logopeda de Criar Con Sentido Común, Elena Mesonero.

Elena Mesonero es una de nuestras expertas y atiende cada día las dudas y consultas de las familias que forman parte de la Tribu CSC. Hoy abordamos con ella una cuestión que preocupa a muchos padres: los videojuegos.

P: ¿Los videojuegos son positivos o negativos para los niños?

R: Depende. ¿Las lentejas son buenas o malas? Son buenas en su justa medida. Si solo comes lentejas, estás dejando de lado otros nutrientes y además te estás perdiendo alimentos riquísimos. Con los videojuegos pasa un poco lo mismo, por supuesto salvando las distancias. En su justa medida puede ser un entretenimiento adecuado, pero tiene que ir acompañado de deportes, actividades creativas, etc.

En su justa medida puede ser un entretenimiento adecuado, pero tiene que ir acompañado de deportes, actividades creativas, etc.

P: ¿A qué edad deberíamos permitir a un menor su acercamiento a los videojuegos?

R: Está muy extendida la consigna que dice cero pantallas hasta los dos años. Eso implica que, hacia los tres ya podrían jugar a videojuegos. En realidad, muchas veces les creamos una necesidad que no tienen. Por ejemplo, vas con tu peque de tres años a comer a un restaurante y, para que no se mueva mucho, le das el móvil con un juego de tipo puzle o similar. Al niño le gusta porque tiene colores, suena una música cuando lo consigues y encajar las piezas es más fácil que en un puzle real. ¿Qué ocurre? Que, a partir de ese momento, te va a pedir el móvil cada vez que se aburra. Si el niño no lo pide, no creemos la necesidad. Busquemos otras formas de entretener. Ya habrá tiempo.

Muchas veces somos nosotros quienes les creamos una necesidad que no tienen

P: ¿Cuáles son los aspectos positivos del uso de videojuegos por parte de niños y niñas?

R: Si los videojuegos se eligen bien pueden fomentar algunas funciones cognitivas como la planificación, la resolución de problemas, las habilidades visoespaciales y la creatividad. Mi hijo mayor, al que no le gusta leer, dice que jugando a Pokémon lee porque el juego va contando la historia en cada pantalla. Quizá no sea el mejor formato de lectura, pero algo es algo.

Si los videojuegos se eligen bien pueden fomentar algunas funciones cognitivas

P: ¿Y los negativos?

R: Uno de los aspectos negativos tiene más que ver con nosotros, padres y madres: es la exposición a contenidos no adecuados por edad. Debemos estar muy pendientes cuando van creciendo de los juegos que compran o descargan porque pueden tener contenido violento.

Uno de los aspectos negativos es la exposición a contenidos no adecuados por edad

Por otra parte, el uso excesivo de videojuegos puede causar adicción (no olvidemos que muchos de los videojuegos están creados para ser adictivos), disminución de la vida social y aislamiento y sedentarismo. Además, pueden provocar molestias en los ojos, dolores de cabeza y de espalda debido a las malas posturas. También algunos niños desarrollan conductas disruptivas cuando se les dice que es hora de dejar ya la consola o que hoy no toca jugar y manifiestan explosiones de ira que no son capaces de controlar.

El uso excesivo de videojuegos puede causar adicción, disminución de la vida social, aislamiento, sedentarismo, problemas físicos y conductas disruptivas 

P: Los hay de distinto tipo: simuladores, en plataforma, de lógica, etc. ¿Son todos iguales?

R: No. Por supuesto que no son todos iguales y, como digo, hay que tener un poco de cuidado en la selección de los más adecuados. Sobre todo, cuando comienzan la preadolescencia y empiezan a mirarse en el grupo. La opinión de los amigos pesa mucho y, por tanto, querrán jugar a lo que jueguen ellos. Personalmente, me ha costado algún que otro enfado de mis hijos haber tenido que decirles que no a algún videojuego después de escuchar la frase “venga, mamá, que juegan todos”.

Hay que tener cuidado en la selección de los más adecuados. Sobre todo, cuando comienzan la preadolescencia y empiezan a mirarse en el grupo

Mi recomendación es que padres y madres se interesen por los videojuegos de moda, que busquen referencias, edad recomendada y toda la información necesaria antes de decir que sí. Y, si el dispositivo permite descargar juegos, utilizar herramientas de control parental.

Mi recomendación es que padres y madres investiguen los videojuegos de moda y utilicen herramientas de control parental

P: En algunos colegios se están utilizando para el aprendizaje de diversas materias: ¿Qué opinas?

R: Es un recurso más que puede resultar motivador. Desde luego, negar la influencia de estas nuevas herramientas no sirve de nada. Lo que debemos hacer es introducirlas de la forma más saludable posible.

Negar la influencia de estas nuevas herramientas no sirve de nada. Lo que debemos hacer es introducirlas de la forma más saludable posible

P: ¿Qué límites o precauciones deberíamos asumir frente al uso de videojuegos?

R: Utilizar herramientas de control parental. La tecnología, a veces, nos atropella. Al menos a mí me pasa. Cuando consigo entender algo, llegan mis hijos con lo siguiente. Si esto ocurre, es importante buscar profesionales que nos puedan guiar.

Hay que utilizar herramientas de control parental y poner límite al tiempo de uso

Y, en cuestiones domésticas, poner algún límite de uso. Esto va a depender mucho de la edad, pero sobre todo de la madurez y la personalidad de nuestros hijos. No debemos esperar a que interfiera en su descanso, a que se muestren irritables o a que dejen de lado su vida social.

P: Y entre jugar con un videojuego o hacerlo con un juego de mesa o en la calle: ¿Cuál deberíamos elegir u ofrecerles?

R: Yo creo que hay momentos para todo. Nuestros hijos e hijas han nacido con tablets, móviles y consolas. Forman parte de su mundo. Antes teníamos lo que nuestros padres llamaban las maquinitas y las salas de recreativos. Ahora tienen consolas con decenas de juegos para jugar en casa o incluso con los amigos a distancia. Todo evoluciona y debemos acompañar esa evolución sin olvidar que nuestra tarea es ofrecerles más opciones de juego.

Hay momentos para todo. Nuestros hijos e hijas han nacido con tablets, móviles y consolas. Forman parte de su mundo. Todo evoluciona y debemos acompañar esa evolución sin olvidar que nuestra tarea es ofrecerles más opciones de juego

P: A mí, como madre, me preocupa la capacidad adictiva de algunos juegos: ¿Qué señales pueden decirnos que el uso de un videojuego está afectando a nuestro hijo y este está desarrollando cierta adicción?

R: Existen algunos indicadores a tener en cuenta como los cambios de comportamiento, cambios en el rendimiento académico, el aislamiento, no ser capaz de dejar de jugar o mostrar comportamientos disruptivos al dejarlo o incluso síndrome de abstinencia.

Existen indicadores de adicción como los cambios de comportamiento o en el rendimiento académico, el aislamiento, no ser capaz de dejar de jugar, mostrar comportamientos disruptivos o síndrome de abstinencia

P: ¿Y cómo les convencemos de que dejen los videojuegos adictivos y practiquen otras actividades, como deporte o juegos en grupo?

R: En primer lugar, como para el resto de cuestiones, logrando un canal de comunicación eficaz con nuestros hijos. Siempre será más fácil que atiendan a nuestras recomendaciones si no se sienten juzgados. Pero también debemos saber que es nuestra responsabilidad como padres y madres, y que, en ocasiones, hay que obligarles a hacer otras actividades. Para esto, marcar unos horarios puede ser útil. Animarlos a que hagan algún deporte, fomentar que queden con sus amigos fuera de casa, en actividades al aire libre, para evitar la tentación de que se pongan a jugar pueden ser buenas ideas.

Siempre es más fácil que atiendan a nuestras recomendaciones si no se sienten juzgados, pero también debemos saber que es nuestra responsabilidad como padres y madres, y que, en ocasiones, hay que obligarles a hacer otras actividades

P: ¿Deberíamos asumir la responsabilidad de supervisar siempre a qué juegan?

R: Claramente, sí. Otra cuestión es cómo hacer esa supervisión. No se trata de actuar como un tribunal. Se trata más bien de crear un clima de confianza en el que sepan que pueden jugar, pero que los juegos debemos probarlos nosotros antes. Es importante conocer el grado de madurez de nuestros hijos e hijas. Los videojuegos tienen una edad recomendada, pero somos nosotros los que podemos saber si es adecuado o no para ellos.

Los videojuegos tienen una edad recomendada, pero somos nosotros los que podemos saber si es adecuado o no para ellos

Si pensamos por ejemplo en las películas, seguro que muchos de nosotros hemos visto alguna película de una determinada clasificación antes de tiempo. Así que, lo interesante es que tengan confianza para contarnos a qué juegan porque lo cierto es que, si quieren jugar, van a jugar igualmente en casa de un amigo, por ejemplo.

P: Los videojuegos suelen traer una recomendación por edades, pero ¿crees que esta recomendación se cumple?

R: La recomendación por edades no es más que eso, una recomendación. Yo recomiendo siempre tomarla como guía, pero también buscar información sobre el videojuego e incluso ver algún vídeo con alguna demo. Hoy en día esto es muy fácil porque hay cientos de youtubers subiendo vídeos mientras juegan partidas.

No hay que tener miedo a los videojuegos, pero debemos tener una actitud activa de responsabilidad para proteger la infancia

P: Como sociedad, ¿cuál debería ser nuestra actitud frente a los videojuegos?

R: La misma que frente a cualquier otro tipo de estímulo: el equilibrio. No hay que tenerles miedo, no hay que rechazarlos, pero tampoco abrir las puertas de par en par para que campen a sus anchas. Y, también como en todo, tener una actitud activa de responsabilidad para proteger la infancia de nuestros niños y niñas.